6 de abril de 2025

OPINIÓN

OPINIÓN. Parar el país es proteger la Patria

Hoy la Argentina tiene apenas un modelo económico (inviable, excluyente e injusto), pero está lejos de tener un modelo de país.

por
Juan Volia

La Argentina de Javier Milei va a contramano del mundo y de los países y gobiernos admirados por el presidente. En Estados Unidos, Donald Trump lanzó esta semana un alta formidable de los aranceles a las importaciones, en lo que desde el gobierno norteamericano dieron en llamar ni más ni menos que Día de la Liberación. Mientras tanto, la Argentina de Milei importa cada vez más productos. Ahora hasta hasta pan, asado y fideos. Hoy la Argentina tiene apenas un modelo económico (inviable, excluyente e injusto), pero no tiene -para nada- un modelo de país.

Veamos las cosas con un poco más de detenimiento. La decisión de Trump de subir los aranceles fuertemente quizás sea la más extrema de la historia reciente en materia proteccionista. Tiene por objetivo repatriar la producción industrial que en las últimas décadas se trasladó desde el propio Estados Unidos hacia otros países, sobre todo a China pero también a países vecinos como México y Canadá. La idea es generar trabajo y producción estadounidenses. No fue una sorpresa: Trump lo había adelantado en el Foro de Davos, en enero, y además se trata de una profundización de lo que ya hizo en su primera presidencia.

En cambio, proteger el trabajo y la producción nacionales es todo lo que no hace Milei. Múltiples medidas no hacen más que minar las posibilidades de producir en el país: desprotección ante los productores importados, dólar barato, desfinanciamiento de políticas productivas, desinversión en infraestructura y obra pública. El resultado del combo es que hoy importamos hasta pan, asado y fideos, mientras las noticias de cierres de fábricas y comercios se multiplican. El desempleo no ha crecido más solo porque la gente se vuelca a trabajar de manera independiente. Muchos por medio de las aplicaciones.

Un dato que refleja la crisis del empleo es la caída de aportantes a la Seguridad Social. Casi medio millón de personas menos, por despidos y crecimiento de la informalidad, algo que afecta directamente a la sostenibilidad del sistema. Dicho sea de paso, las respuestas de los liberales a los problemas del sistema de Seguridad Social pasan siempre por ajustar y ajustar, nunca por hacer crecer la masa de trabajadores registrados, es decir, aportantes.

Hoy la Argentina tiene apenas un modelo económico (inviable, excluyente e injusto), pero no tiene -para nada- un modelo de país.

En ningún momento este modelo implantado en diciembre de 2023 tuvo en consideración a la producción nacional. Todas las fichas están puestas en el sector financiero, con una bicicleta financiera que generó ganancias en dólares fenomenales. La consultora GMA Capital estimó una ganancia en dólares del 45% en los primeros once meses de 2024. Ganancia subsidiada con la intervención del Banco Central para mantener (hasta donde pudo...) al dólar barato.

No se trata de hacer una reivindicación del proteccionismo puro y duro. Tampoco está claro cómo va a terminar esto de los "aranceles recíprocos" de Trump. El punto es que todos los países desarrollados tienen políticas para proteger su economía. Por otro lado, el comercio internacional también es necesario para el desarrollo de los países. En el caso argentino, precisamente, la solución a muchos de nuestros problemas no pasa por importar, sino por exportar, y exportar con valor agregado, generando trabajo y divisas.

En cambio, en la Argentina los gobiernos liberales, como lo es este y como lo fue el de Mauricio Macri, destruyen el entramado productivo nacional en beneficio de sectores extranjeros y de un puñado de sectores locales que se benefician del modelo. Pero las grandes mayorías quedan excluidas. En la visión liberal, los trabajadores no tienen derecho a una vida con goce, con tiempo de esparcimiento, con consumo. "Le hicieron creer a un empleado medio que podía comprarse celulares e irse al exterior", dijo en su momento el economista recoleto González Fraga.

Una cuestión semántica no menor. El modelo liberal suele hablar de "apertura" económica. En realidad es, en el mejor de los casos, desprotección lisa y llana de la economía nacional. En el caso del gobierno de Milei específicamente, la producción nacional directamente está bajo ataque. Esta semana salió el decreto 236/25, que bajó entre un 12 y 18% los aranceles a las importaciones de textiles y calzado. "Un golpe a la línea de flotación", sostuvieron 29 entidades empresarias y sindicatos del sector en un comunicado.

Un aprendizaje de la historia no menor. Las tres experiencias anteriores de desprotección económica fueron con la dictadura militar del 76, en los noventa con Menem y De la Rúa, y con Mauricio Macri en 2015. Siempre dijeron que era para mejorar la competencia y bajar precios. Pero siempre el resultado fue la destrucción de puestos de trabajo, crecimiento de la desocupación y la pobreza. El comunicado del sector textil y del calzado lo decía en pocas palabras, "ya sabemos como termina este modelo".

El modelo del tándem Milei-Caputo se limita a un par de variables macroeconómicas, sin contemplación para el trabajo ni la producción. Son todas señales para Wall Street y la Bolsa porteña. Nada para los trabajadores. Hay un modelo económico basado en la valorización financiera, pero no hay ningún modelo de país. Un modelo de país es mucho más. Es contener una visión de la educación, la salud, el trabajo, la producción, el desarrollo científico, vivienda, infraestructura, cultura, etc.

El movimiento obrero organizado es una piedra en el zapato del corso a contramano que está hoy en la Casa Rosada. De ahí que, más allá de alguna tregua circunstancial, no se pueda esperar más que un ataque sistemático.

El modelo económico de Milei-Caputo ya venía muy mal, y el nuevo contexto internacional, con fecha de nacimiento el pasado 2 de abril, puede haber sido el tiro de gracia. Parecido a como le sucedió a De La Rúa en 2001, con el atentado a las Torres Gemelas, que cerró el grifo del endeudamiento externo que permitía mantener la convertibilidad. Similar a lo que le pasó a Macri en 2018, cuando por el contexto internacional se fueron los grandes fondos de inversión que estaban haciendo la bicicleta.

En la Argentina hace falta un modelo de país. Eso requiere ponerse de acuerdo en un rumbo en común. "El primer objetivo del Modelo Argentino consiste en ofrecer un amplio ámbito de coincidencia, para que de una vez por todas los argentinos clausuremos la discusión acerca de aquellos aspectos de los cuales ya deberíamos estar de acuerdo". Juan Domingo Perón, Modelo Argentino para el Proyecto Nacional.

¿Qué hay de más amplio que la mayoritaria clase trabajadora? Con sus multiplicidades y creciente heterogeneidad, por supuesto. Pero los trabajadores siguen siendo la inmensa mayoría. Quizás ese sea el punto de inicio de cualquier modelo de país sostenible en el tiempo. Aparece aquí un actor muy importante en la Argentina, en comparación con otros países, sobre todo de la región: la existencia de un potente movimiento obrero organizado.

Que el movimiento obrero organizado sea un factor de poder en la Argentina es algo que siempre molestó a los que pretenden llevar adelante un modelo de corte liberal y sobre todo, desindustrializante. Molestó a la oligarquía vendepatria apuntada por Evita, y molesta ahora. "Oligarquía vendepatria" suena anticuado, pero lamentablemente la esencia de la cuestión sigue intacta.

De ahí los ataques recurrentes y cíclicos contra los sindicatos en la Argentina. El movimiento obrero organizado es una piedra en el zapato del corso a contramano que está hoy en la Casa Rosada. De ahí que, más allá de alguna tregua circunstancial, no se pueda esperar más que un ataque sistemático. Tema central este si los hay, pero por cuestiones de tiempo y espacio, quedará para otro momento.

Por último. Es evidente que hace falta un proyecto de país, el cual necesitará a su vez de un liderazgo que sintetice, proponga y ejecute. Sin embargo, hoy el país y los trabajadores se enfrentan a un fuerte retroceso llevado adelante por el gobierno de Javier Milei. La primera tarea, entonces, es impedir el retroceso que propone el modelo. Por eso, este 10 de abril, parar el país es proteger la Patria.


COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

En vivo

Discurso completo del papa Francisco ante el Congreso de Estados Unidos

Subscribite para recibir todas nuestras novedades