18 de abril de 2025

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MUNDO. El experimento laboral postpandemia: entre la presencialidad, el trabajo remoto y el híbrido

Cuatro años después de la pandemia, un informe de Gallup revela que el trabajo híbrido se consolidó como norma, pero las empresas enfrentan el desafío de equilibrar productividad y bienestar en un escenario laboral en transformación.

Cuatro años después de que el COVID-19 transformara radicalmente nuestra forma de trabajar, el mundo laboral sigue siendo un gigantesco laboratorio a cielo abierto. Las oficinas semivacías, las reuniones por Zoom y los correos electrónicos enviados desde cafeterías no fueron solo una moda pasajera: según el último informe de Gallup "The Post-Pandemic Workplace Experiment Continues", se han convertido en elementos permanentes de un paisaje laboral que todavía se está redefiniendo.

El estudio de la prestigiosa consultora se centra en Estados Unidos y parte de un análisis de más de 400.000 encuestados a lo largo de los últimos cinco años. Los datos son contundentes: hoy más de la mitad de los trabajadores estadounidenses (55%) prefieren mantener esquemas híbridos que les permitan ir a la oficina entre dos y tres días por semana. En tanto, un cuarto (26%) optaría por trabajar completamente en remoto si tuviera la opción. Solo un pequeño 19% desea volver a la presencialidad total.

Estas cifras reflejan una transformación cultural profunda que ha redefinido lo que los empleados esperan de su vida laboral. "La pandemia rompió para siempre el tabú de que el trabajo remoto era sinónimo de improductividad", explica Jim Harter, científico jefe de Gallup y uno de los autores del informe. "Hoy nos encontramos con que la flexibilidad geográfica y horaria se ha convertido en un factor decisivo a la hora de elegir o mantener un empleo".

Este nuevo paradigma ha obligado a las empresas a replantearse sus políticas. Sin embargo, la transición no ha sido sencilla para quienes deben gestionar equipos en este nuevo escenario. El informe de Gallup revela que el 45% de los gerentes y directivos estadounidenses encuentra más difícil evaluar el desempeño de sus colaboradores en entornos híbridos. Además, seis de cada diez expresan preocupación por el posible debilitamiento de la cultura corporativa y la cohesión de los equipos.

Paradójicamente, el mismo estudio muestra que los equipos con mayores niveles de flexibilidad presentan un compromiso laboral un 20% más alto que aquellos sujetos a modelos tradicionales. Pero esto no ocurre por arte de magia: requiere un cambio radical en el estilo de liderazgo.

"El secreto está en pasar de controlar horas a gestionar resultados", señala Harter. "Los líderes deben aprender a definir objetivos claros, comunicar expectativas y, sobre todo, confiar en sus equipos". El informe cita el caso de un banco europeo que redujo sus espacios físicos en un 40% y cambió su sistema de evaluación para enfocarse exclusivamente en metas cumplidas, logrando un aumento del 12% en productividad.

Pero no todo son buenas noticias en este panorama laboral transformado. Gallup alerta sobre varios riesgos emergentes. Por un lado, existe una creciente brecha entre quienes pueden acceder a la flexibilidad (generalmente trabajadores del conocimiento con salarios más altos) y quienes no (empleados de manufactura, servicios o atención al cliente). Esta división podría profundizar las desigualdades existentes en el mercado laboral.

Por otro lado, el informe identifica problemas de salud mental que adoptan formas distintas según el modelo de trabajo. El 38% de los empleados remotos reporta sentimientos de aislamiento y dificultad para "desconectarse" del trabajo, mientras que el 41% de quienes deben ir presencialmente a la oficina sufre estrés crónico debido a los largos desplazamientos y los costos asociados.

Algunas empresas están implementando soluciones creativas para estos desafíos. Cisco, por ejemplo, ha establecido "días de conexión" presenciales voluntarios acompañados de actividades de team building, además de ofrecer terapias grupales virtuales para abordar problemas de salud mental

Lo que queda claro es que el mundo laboral postpandémico ya no es una versión modificada del que conocíamos, sino una realidad distinta que requiere nuevas habilidades, nuevas políticas y, sobre todo, una nueva mentalidad. La flexibilidad llegó para quedarse, pero su implementación ideal sigue siendo materia de prueba y error.

Mientras las empresas navegan esta compleja transición, una cosa parece segura: el concepto de "lugar de trabajo" nunca volverá a significar lo mismo. El desafío ahora es construir modelos que reconcilien productividad con bienestar, innovación con estabilidad, y flexibilidad con sentido de pertenencia. Un equilibrio delicado que podría definir el futuro no solo de nuestras empresas, sino de nuestra calidad de vida.

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