22 de marzo de 2025
Mientras Milei y Caputo buscan un nuevo préstamo, la historia argentina demuestra que no puede salir nada bueno de más endeudamiento con el Fondo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) es un organismo internacional, conformado a partir de la cooperación de varios países miembros, que declara como su objetivo principal generar más estabilidad económica a nivel global. Su origen data de 1945, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y forma parte de lo que se conoce como los acuerdos de Bretton Woods, los cuales establecieron el orden económico mundial de la posguerra, basado centralmente en el liberalismo económico y con Estados Unidos como actor predominante.
El FMI asesora en materia económica y financiera a los países miembros, que en la actualidad son 184. Además lleva adelante misiones de supervisión en los países para monitorear las condiciones y realizar recomendaciones. Pero el rol más importante del Fondo es el de ofrecer créditos.
En la práctica, el FMI se ha constituído en un organismo que ofrece préstamos (siempre en dólares) a los países a cambio de imponer sus recetas económicas. De esa forma al tiempo que consolida la dependencia de los países menos desarrollados, fortalece los intereses estadounidenses al expandir aún más el uso y necesidad del dólar.
En el caso argentino, cualquier observador de la realidad puede ver que la economía del país tiene una gran dependencia con los dólares: sea la cantidad de dólares en el Banco Central, los flujos del comercio internacional y la necesidad de pagar deuda en dólares, siempre estamos hablando de los dólares. El valor de esta moneda, determinado en gran medida por la existencia de dólares o no en el sistema argentino, es a su vez una de las principales variables económicas del país.
En años recientes, el panorama de dependencia respecto del dólar estadounidense se acrecentó fuertemente a partir del histórico préstamo solicitado por la gestión de Mauricio Macri al FMI, en 2018. Crédito que constituye aún hoy el más grande que el organismo le otorgó a un país. El préstamo representó la vuelta del Fondo a la Argentina, después de que en 2006, Néstor Kichner pagara la totalidad de la deuda con el organismo. La toma de más deuda por parte de Macri redundó, además, una erosión del valor del peso argentino. Es decir, un debilitamiento de nuestra moneda como consecuencia de la creciente dependencia respecto del dólar.
Remontándonos a los primeros años del FMI, allá por la década del 40, hay que decir que Juan Domingo Perón rechazó el ingreso de la Argentina al organismo. Perón ya tenía en claro que el Fondo era un representante de los intereses de Estados Unidos y del capital financiero internacional, y que lejos de ofrecer ayuda a los países lo que hacía era profundizar la dependencia.
Sin embargo, con el derrocamiento de Perón en 1955, la dictadura de Pedro Eugenio Aramburo concretó el ingreso al Fondo. El primer préstamo con el Fondo vino un par de años después, con la presidencia de Arturo Frondizi, y en el marco de un plan de estabilización. Aunque los resultados no fueron los esperados y bajo la presidencia de Frondizi se terminaron tomando tres préstamos más, elevando considerablemente el peso de la deuda. Los sucesivos gobiernos autoritarios o elegidos por voto popular pero con proscripción del peronismo también recurrieron al Fondo en el marco de planes de estabilzación y con la promesa de generar las condiciones para "un crecimiento sostenible".
Perón ya tenía en claro que el Fondo era un representante de los intereses de Estados Unidos y del capital financiero internacional, y que lejos de ofrecer ayuda a los países lo que hacía era profundizar la dependencia.
Otro momento de endeudamiento fuerte vino con la dictadura militar de 1976, de la que se cumplen 49 años este lunes 24 de marzo. Además de las atrocidades del terrorismo de Estado, la dictadura dejó un saldo económico de endeudamiento, desindustrialización e inflación; toda una herencia maldita para la democracia naciente en 1983, que prontamente entró en su primera crisis de deuda y inflación con Raúl Alfonsín.
Hoy por hoy vemos que se habla de un nuevo acuerdo con el Fondo como si fuera igual al que llevó adelante el gobierno de Alberto Fernández. Sin embargo, la diferencia es sustancial: mientras que aquel era para reestructurar el programa de pagos de la deuda contraída por Macri y Caputo en 2018, el acuerdo que pretende Milei es para tomar más deuda. El gobierno por el momento no da información ni acerca del monto ni ningún detalle del acuerdo que pretende.
Así, en los años recientes podemos ver que los gobiernos que toman deuda son siempre los que se llaman liberales. Aunque como es sabido, lo que ofrecen es libertad para el capital, mientras que a los trabajadores se les carga sobre las espaldas el pago de la deuda externa vía ajuste, caída de salarios y desocupación.
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