27 de abril de 2025

OPINIÓN

OPINIÓN. Patria o FMI: errores del pasado reciente y La Hora de los Pueblos

por
Juan Volia

Corría enero de 2022 y una encuesta de opinión pública de la consultora Analogías mostraba que un 26% de los argentinos creía que el gobierno de Alberto Fernández era quien había tomado la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Un 30 % directamente expresaba no saber quién la había tomado, y sólo un 43 % había respondido que, efectivamente, el endeudador había sido Mauricio Macri.

¿Cómo es posible que la gente no sepa quién tomó la deuda? Es una pregunta que se formuló entonces y que es válido formular nuevamente ahora. Se puede deslizar una hipótesis al respecto, con el diario del lunes: en el afán de renegociar una deuda que era impagable por la concentración de vencimientos, la estrategia adoptada fue la de mayor aproximación diplomática y menor confrontación a medida que se aproximaba el acuerdo. Además, el último gobierno peronista se olvidó paulatinamente de contar y volver a contar la historia reciente, para definir y no dejar olvidar quiénes fueron los responsables del endeudamiento.

Una síntesis de todo ello fue el mensaje de Alberto Fernández, en enero de 2022, anunciando desde la Quinta de Olivos que se había llegado a un "acuerdo" con el FMI. En esos casi cinco minutos que duró el mensaje no mencionó ni al gobierno de Mauricio Macri, ni lo perverso de la deuda, ni lo negativo de tener al Fondo en el país. En una ocasión totalmente saliente y destacada como era esa, se dieron por sentadas muchas cosas y se perdió la posibilidad de contar la historia, algo siempre necesario. Se dejó muy atrás, por ejemplo, el discurso de un año antes en la apertura de sesiones del Congreso de 2021, en el que se anunció la querella criminal por la deuda.

En ese mensaje que anunció el "acuerdo" (término que se instaló como un equivalente a tomar nueva deuda), un ambiguo e indefinido "la historia juzgará quién creó el problema y quién lo soluciona", fue lo más cerca que el entonces presidente estuvo de determinar responsabilidades y definir en términos negativos al FMI. Alberto habló de que teníamos la soga al cuello, pero no explicó ni el por qué ni el cómo. Además, el 90% del mensaje estuvo dedicado a presentar las supuestas bondades del acuerdo, que no exigía reforma laboral, ajuste, etc, y a defender la necesidad del mismo: "Sin acuerdo no teníamos un horizonte de futuro y con este acuerdo podemos ordenar el presente y construir un futuro". En parte un mensaje dedicado al propio peronismo.

En La Hora de los Pueblos, Perón cuenta: "Cuando en 1946 me hice cargo del gobierno, la primera visita que recibí fue la del Presidente del Fondo Monetario Internacional que venía a invitarnos a que nos adhiriésemos al mismo. Prudentemente le respondí que necesitaba pensarlo y, de inmediato, destaqué dos jóvenes técnicos de confianza del equipo del Gobierno, para investigar a este "monstruo tan peligroso", nacido según tengo memoria en los sospechosos acuerdos de Breton Woods. El resultado de ese informe fue claro y preciso: en síntesis, se trataba de un nuevo engendro putativo del imperialismo".

Es la consistencia de los discursos, los gestos y los posicionamientos políticos a lo largo del tiempo lo que termina por cristalizar determinada percepción en la opinión pública. Cuando se pasó de hablar de la deuda criminal, para luego hablar de "acuerdo" con el Fondo en buenos términos, se perdió la consistencia. Imposible fijar un mensaje cuando no hay coherencia ni consistencia, máxime cuando se tiene en contra a los principales actores del sistema de medios del país. El resultado quedó reflejado en aquella encuesta de Analogías. Queriendo o no, se arriaron las banderas del peronismo y su histórico posicionamiento en contra del FMI. Un ministro de Economía no debería sacarse reiteradas fotos junto al titular del "engendro putativo del imperialismo" luciendo una amplia sonrisa. O se es una cosa, o la otra. Eso no significa necesariamente no pagar la deuda. La cuestión, en todo caso, era mostrar los dientes, pero no precisamente con una sonrisa.

Es mejor tarde que nunca. La coyuntura que se abre con el nuevo endeudamiento, condimentado con la descarada intromisión del Fondo en las elecciones argentinas (por más que ahora intenten esconder la mano), y las imágenes de un gobierno festejando impúdicamente que siguen sometiendo al país, abren la posibilidad de que el peronismo se vuelva a posicionar en el lugar antagónico con el Fondo Monetario Internacional y los entreguistas locales de siempre. Es que la relación del Fondo con la Argentina lo condensa todo:

"No somos, como algunos nos califican, países 'subdesarrollados'; somos países esquilmados desde afuera y destrozados desde los centros vernáculos de la oligarquía, que sólo se interesa en ganar, sin importarles -ni mucho ni poco- hacerlo a expensas de una Patria que, aunque está en todas las bocas, no está sino en contados corazones".

Juan Domingo Perón, La Hora de los Pueblos.

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