27 de abril de 2025
¿La inteligencia artificial está creando un mundo laboral más seguro o nos está llevando a un escenario de riesgos invisibles?
En exclusiva, Identidad Sindical accedió al informe que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentará el próximo 28 de abril en el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. El documento, titulado "Revolución de la seguridad y la salud: Papel de la IA y la digitalización en el trabajo", es una advertencia y un llamado urgente: el mundo del trabajo está cambiando a un ritmo vertiginoso y las reglas tradicionales ya no alcanzan para proteger a los trabajadores.
La digitalización y la inteligencia artificial ofrecen oportunidades enormes: automatización de tareas peligrosas, vigilancia inteligente para prevenir accidentes, exoesqueletos que reducen lesiones y sistemas predictivos que salvan vidas. Sin embargo, el informe plantea una cuestión inquietante: ¿los nuevos riesgos psicosociales y de salud mental están siendo suficientemente considerados?
La vigilancia permanente, el tecnoestrés, la sobrecarga cognitiva y la intensificación del trabajo son algunos de los efectos secundarios de esta revolución digital que no siempre se ven, pero que pueden tener consecuencias devastadoras.
"La tecnología debe complementar, no reemplazar, al juicio humano en materia de seguridad y salud en el trabajo", alerta la OIT en su informe. Y agrega: "Sin la participación activa de los trabajadores, la digitalización podría aumentar la desigualdad, el aislamiento social y el agotamiento mental."
En un mundo donde los robots asumen tareas peligrosas, los drones vigilan cultivos y la realidad virtual entrena para emergencias, ¿qué pasa con los límites entre vida laboral y personal? ¿Qué ocurre con el derecho a la desconexión cuando la frontera entre trabajo y hogar se vuelve cada vez más borrosa?
El informe también advierte que los trabajadores expuestos a la gestión algorítmica -donde un sistema de IA organiza turnos, tareas y objetivos- pueden experimentar una pérdida de autonomía, mayores niveles de estrés y una disminución de la satisfacción laboral.
Por otro lado, el documento plantea una paradoja fundamental: la automatización podría eliminar millones de puestos de trabajo tradicionales, pero también crear nuevos roles que aún no entendemos del todo. ¿Están los trabajadores preparados para esta reconversión acelerada? ¿Quién se hace responsable de que los empleos del futuro no sean más precarizados o inseguros?
En cuanto a la salud mental, la OIT advierte sobre el riesgo creciente de "tecnoestrés", un fenómeno donde la presión para adaptarse a tecnologías en constante cambio afecta directamente el bienestar psicológico de los trabajadores.
¿Podemos realmente considerar seguros los lugares de trabajo donde los sistemas digitales controlan cada movimiento, cada decisión, cada segundo de la jornada?
¿Puede un algoritmo entender el estrés, el miedo, la fatiga humana?
El informe llama a una regulación más firme, a una mayor participación de los sindicatos, y a un diseño tecnológico que ponga en el centro a las personas, no a la productividad sin límites.
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